
Fun Home

[Releyendo e a poquito. ¡Qué ganas de comprarlo en físico!]
Reseña Original: Enero 2015
Estoy un poco revolucionada, así que la siguiente reseña es un desvarío en pocos párrafos. Sepan disculpar.
"Not only we were inverts. We were inversions of one another. While I was trying to compensate for something unmanly in him. He was attempting to express something femenine through me."

Puede sonar absurdo decir que identificada me siento con esto, absurdo y cliché-- se me sale la voz infantil hablando soñadora, admitiendo esto. Pensé que había dejado las identificaciones en la adolescencia, que ya nada podría parecerme remotamente relativo a mi vida (salvo el ocasional personaje masculino que encuentro en alguna que otra ficción... si, suelo encontrarme en más hombres que en mujeres) y, sin embargo, lo que se dice y se muestra en esta novela gráfica es paralelo a mi propia vida (aunque sólo superficialmente la mayoría las veces).
Seguro esto que trato de explicar les debe haber pasado a las miles (de ahí lo cliché) de personas que se devoraron este recuento autobiográfico (y uso el verbo "devorar" porque se me hace la palabra ideal para describir mi experiencia con la vida de Bechdel y su padre... un sentimiento voraz, de no querer parar de leer, no querer parar de escuchar lo que la autora tiene para contar). Quien haya tenido padres ausentes/presentes, quien haya sentido descontento con los mandatos de género, cualquiera que haya buscado comparaciones en la ficción para aliviar o intentar explicar, a su propia familia (que, encima de todo, es precisamente lo que hace Alison Bechdel es Fun Home! Vaya casualidad!) va a devorar esta novela gráfica en una sentada.

Cualquiera va a ser capaz de verse en algún cuadro de esta no-ficcion ficcionada...pero no cualquiera tiene el talento para la poesía y la imagen que la propia Bechdel tiene. El refugio casi nostálgico (y quizás desesperado a veces) que la Alison adulta encuentra en las comparaciones que hace de sus padres con personajes de F. Scott Fitzgerald, Henry James; de ella misma en Colette y de su propia relación con el padre en James Joyce es sencillamente perfecto (sencillo y perfecto).

Y he ahí lo fascinante. El poder encontrar a sus seres queridos y querer entenderlos en los párrafos de otros (¿para sentirse cercana a lo que nunca pudo tener del todo?), es parte de su arte, su modo de luto, una declaración de cariño tardía.

Gran parte gira en torno a aquello que los hijos desconocen acerca de sus padres. Eso que cuando vas creciendo, vas suponiendo--presintiendo casi. Esos secretos que te duelen; ese descubrir que tus viejos son, al fin y al cabo, individuos, seres humanos que tienen una vida aparte de los hijos; cosas que, al entenderlas, el comprenderlas completamente es lo que te empieza a cambiar a vos, como hijo.
Bechdel sabe de esto. Por ello presenta dos visiones distintas: una ficción que abarca una cotidianidad un poco triste de ausencia paterna, y una dolorosa realidad. La primera, la vida en familia. La segunda, los padres más allá de los hijos. Las ficciones que ellos mismos inventaron en su descontento con lo que les tocó: el padre inmerso en sus libros, un homosexual reprimido (ante los ojos de la familia, la sociedad, pero no en la privacidad) y la madre multifunción, artista y ama de casa; ambos infelices, ambos ignorando a los hijos, a veces demasiado metidos en los sueños perdidos, los "tiempos perdidos".
Alison se ve en su padre, de algún modo se complementa con él.
Nosotros, lectores, probablemente nos reconozcamos en ellos también.
Me siento medio tarada, medio bastante incapaz de tratar de explicar lo que siento con esto que acabo de leer. Cualquier cosa que agrege ahora me va a parecer insuficiente, para nada a la altura y la fluidez de la prosa de Bechdel (ni que mencionar su talento artístico).
Así que voy a agregar nada más que es una de esas historias que te cambian un poco la vida.
IMPERDIBLE. A veces gracioso, pero más que nada triste. La historia de Bruce (padre) y Alison (hija) se empieza desde la incomprensión y la soledad, para terminar con un cuadro desgarrador pero al mismo tiempo, ya no tan solitario (al menos no absolutamente.) y claramente, basado en el entendimiento que en un principio causó tanta separación.
Una representación de los padres que nunca llegamos a conocer del todo.