The Gargoyle
"Yes, that’s exactly what love is: a tiny, jittery primate with eyes that are permanently peeled open in fear."
4.5
Los pesares y extensos monólogos internos de La Gárgola comienzan con un accidente automovilístico. Ya en las primeras hojas, una estrella porno cocainómana termina brutalmente quemada; un hombre egoísta, tocado por nada y conmovido por poco. Esta gran desgracia (la belleza perdida, la actividad estancada) significa una bisagra en su vida ya que es en el hospital (larga recuperación aguardando) donde todo comienza. El cambio llega en la persona de Marianne Engel, una loca linda con más historias y secretos que cabellos en la cabeza.
Pero bueno, según ella, la historia no empieza realmente allí. La historia que engloba a todas las historias empieza muchísimo antes.
Cuenta la leyenda (y Marianne Engel) que La Gargouille era uno de esos dragones medio rompe huevos, de aquellos a los que les encantaban las nimiedades como "escupir fuego, soltar enormes chorros de agua y arrancar árboles grandes con sus garras."
(Era como un lindo cachorrito, ¿no?)
Sembraba terror en lugares cercanos (vaya a saber porqué) y, para contraatacar, el pueblo de Rouen (obvio conocedor de los sabios métodos de antaño y de siempre) por supuesto decidió recurrir a la táctica infalible de ofrecer vírgenes en sacrificio para calmar la sed de la bestia. Como era de esperar, los sacrificios solamente "calmaban" a la bestia y el pueblo tuvo que bancarse unas cuantas décadas para la paz total ya que no sería hasta la llegada del sacerdote Romanus, que la amenaza de La Gargouille llegaría a su fin de una vez por todas.
(Esto es leyenda, una leyenda real, pero una leyenda al fin y al cabo.)
Para hacerla corta...
"La única manera de matar un dragón, como todo el mundo sabe, es quemarlo en la hoguera, y eso fue lo que hicieron. Los aullidos de agonía de La Gargouille sonaban a música celestial a oídos de los vecinos. Los gritos continuaron hasta el mismísimo final, porque la cabeza y el cuello de La Gargouille se negaban a arder. La habilidad de echar fuego del dragón había nmunizado esas zonas contra el calor.
Pero al final la bestia murió y los aldeanos se libraron de su antigua maldición. "
Ese es el abrupto final de la bestia, pero una pequeña parte del conglomerado de historias que Marianne Engel narra pacientemente a largo de THE GARGOYLE. Cada historia aporta a la trama, es parte vital, es sentimiento encontrado. Distintas épocas, distintas culturas se abrazan en la voz de Marianne y, hasta tal punto uno (el lector) puede llegar a perderse en las tramas dentros de tramas, que volver a la realidad de la novela a veces se siente abrupto, como una sacudida. La gárgola es un gran laberinto, pero siempre con un camino claro. Acompañan Dante , muchas historias bíblicas y mitos por doquier. (El uso de referencias nunca es pesado, por suerte.)
Davidson quizás no sea un gran escritor pero sí (parece, al menos) un gran conocedor. Lo que más enamora de esta novela en particular (al menos en mi caso) es la clara apreciación a la literatura de cierto estilo, a la historia, a los ideales románticos de hace cientos de años (varias historias parecen calcadas de historias de la Edad Media y antes- mucha fantasía y exageración, pero sin llegar a lo ridículo.) Tiene buenas descripciones (aunque la caracterización a veces deja un poco que desear) y genial ambientación (algo a destacar ya que imagino que debe ser difícil estar cambiando de época tantas veces.)
La Gárgola es un libro para disfrutar. Para leer mansos y tranquilos. Si quieren algo lleno de emoción y aventura, probablemente se decepcionen con éste. Mejor dejarlo para otro momento, cuando se sientan listos para devorar una novela a pedacitos. Es un libro que va despacio, es preferible entonces que el lector vaya a ese ritmo también.
“You are mine, I am yours: you may be sure of this. You’ve been locked inside my heart, the key has been thrown away; within it, you must always stay."
4.5
Los pesares y extensos monólogos internos de La Gárgola comienzan con un accidente automovilístico. Ya en las primeras hojas, una estrella porno cocainómana termina brutalmente quemada; un hombre egoísta, tocado por nada y conmovido por poco. Esta gran desgracia (la belleza perdida, la actividad estancada) significa una bisagra en su vida ya que es en el hospital (larga recuperación aguardando) donde todo comienza. El cambio llega en la persona de Marianne Engel, una loca linda con más historias y secretos que cabellos en la cabeza.
Pero bueno, según ella, la historia no empieza realmente allí. La historia que engloba a todas las historias empieza muchísimo antes.
Cuenta la leyenda (y Marianne Engel) que La Gargouille era uno de esos dragones medio rompe huevos, de aquellos a los que les encantaban las nimiedades como "escupir fuego, soltar enormes chorros de agua y arrancar árboles grandes con sus garras."
(Era como un lindo cachorrito, ¿no?)
Sembraba terror en lugares cercanos (vaya a saber porqué) y, para contraatacar, el pueblo de Rouen (obvio conocedor de los sabios métodos de antaño y de siempre) por supuesto decidió recurrir a la táctica infalible de ofrecer vírgenes en sacrificio para calmar la sed de la bestia. Como era de esperar, los sacrificios solamente "calmaban" a la bestia y el pueblo tuvo que bancarse unas cuantas décadas para la paz total ya que no sería hasta la llegada del sacerdote Romanus, que la amenaza de La Gargouille llegaría a su fin de una vez por todas.
(Esto es leyenda, una leyenda real, pero una leyenda al fin y al cabo.)
Para hacerla corta...
"La única manera de matar un dragón, como todo el mundo sabe, es quemarlo en la hoguera, y eso fue lo que hicieron. Los aullidos de agonía de La Gargouille sonaban a música celestial a oídos de los vecinos. Los gritos continuaron hasta el mismísimo final, porque la cabeza y el cuello de La Gargouille se negaban a arder. La habilidad de echar fuego del dragón había nmunizado esas zonas contra el calor.
Pero al final la bestia murió y los aldeanos se libraron de su antigua maldición. "
Ese es el abrupto final de la bestia, pero una pequeña parte del conglomerado de historias que Marianne Engel narra pacientemente a largo de THE GARGOYLE. Cada historia aporta a la trama, es parte vital, es sentimiento encontrado. Distintas épocas, distintas culturas se abrazan en la voz de Marianne y, hasta tal punto uno (el lector) puede llegar a perderse en las tramas dentros de tramas, que volver a la realidad de la novela a veces se siente abrupto, como una sacudida. La gárgola es un gran laberinto, pero siempre con un camino claro. Acompañan Dante , muchas historias bíblicas y mitos por doquier. (El uso de referencias nunca es pesado, por suerte.)
Davidson quizás no sea un gran escritor pero sí (parece, al menos) un gran conocedor. Lo que más enamora de esta novela en particular (al menos en mi caso) es la clara apreciación a la literatura de cierto estilo, a la historia, a los ideales románticos de hace cientos de años (varias historias parecen calcadas de historias de la Edad Media y antes- mucha fantasía y exageración, pero sin llegar a lo ridículo.) Tiene buenas descripciones (aunque la caracterización a veces deja un poco que desear) y genial ambientación (algo a destacar ya que imagino que debe ser difícil estar cambiando de época tantas veces.)
La Gárgola es un libro para disfrutar. Para leer mansos y tranquilos. Si quieren algo lleno de emoción y aventura, probablemente se decepcionen con éste. Mejor dejarlo para otro momento, cuando se sientan listos para devorar una novela a pedacitos. Es un libro que va despacio, es preferible entonces que el lector vaya a ese ritmo también.
“You are mine, I am yours: you may be sure of this. You’ve been locked inside my heart, the key has been thrown away; within it, you must always stay."